viernes, 4 de septiembre de 2009

Mar de Aral: triste noticia



(Una imagen de del Mar de Aral en 1973, a la izquierda, y la misma imagen tomada este verano)



(Extracto de la noticia de Dimitri Polikarpov, aparecida hoy en 'El Periódico'):



El mar de Aral ya casi no existe por culpa de la acción humana

La mayor de las tres partes en que se fragmentó el gran lago ha desaparecido

El mar de Aral se ha reducido a solo un tercio de lo que era hace solo nueve años. Y sigue menguando. Hace una década, era el cuarto lago más grande del mundo. En los años 80 se convirtió en dos pequeños mares: el mar de Aral Pequeño en el norte y el mar de Aral Grande en el sur. Diez años después este se dividió a su vez en dos. Se estima que en una década desaparecerá del todo.


La parte occidental del Aral Grande, con una profundidad máxima de 40 metros, actualmente tiene una concentración de hasta 120 gramos de sal por litro. La desaparecida parte oriental, que hasta hace poco tenía solo dos metros de profundidad, era prácticamente una salmuera, con 250 gramos de sal por litro. Hasta mediados del siglo pasado, el Aral ocupaba casi 70.000 kilómetros cuadrados y contenía 1.100 kilómetros cúbicos de agua dulce. Catorce millones de personas vivían de la pesca y los cultivos que producían las 550.000 hectáreas de tierras fértiles. Pero tras la segunda guerra mundial los líderes del Partido Comunista de la URSS aprobaron un plan para convertir las estepas en el mayor campo de algodón del mundo. Para obtener la gran cantidad de agua que exige ese cultivo decidieron ordeñar los ríos que alimentaban el mar de Aral. Fue la condena a muerte del enorme lago.


Como resultado, en los 60 el Aral bajaba 20 centímetros al año, y en los 80, un metro. La producción de algodón se duplicó y la población llegó a los 25 millones, pero el agua se fue para siempre arruinando a los pueblos costeros. La mayor parte del lago es hoy un desierto peligroso de arena y sal que produce tormentas venenosas. Alrededor de los restos del Aral surgen conflictos de intereses entre antiguas repúblicas asiáticas de la Unión Soviética, que discrepan sobre cómo hay que explotar el agua que queda en el Amú Dariá y el Sir Dariá.

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