(Fuente: Eugenio G. Delgado - "20 Minutos") (Extracto)
A finales de octubre, Anna Corbella se convirtió en la primera española en participar y acabar la regata Transat 650, una prueba que le llevó a cruzar el océano Atlántico sola desde La Rochelle (Francia) hasta Salvador de Bahía (Brasil), 8350 km y 28 días de navegación. La barcelonesa, de 33 años, fue la primera chica en llegar a la meta, 13.ª, y superó a sus compañeros españoles chicos del equipo Gaes Solidaria-Fundació per la Navegació Oceànica de Barcelona.
"En este deporte, la mujer está en igualdad de condiciones. Con vientos fuertes, la fuerza no cuenta y hay que usar el ingenio. Con el material adecuado y más medios económicos, una mujer podría ganar, perfectamente, esta regata oceánica", explica Anna.
Anna dormía entre dos y cinco horas al día, que "me provocaban alucinaciones. Hablaba sola. Veía a gente en el barco o durmiendo a mi lado. Sin embargo, los peores momentos los pasé en los 'doldrums', las calmas tropicales. Hay nubes gigantes y tormentas violentas. Parece que nunca avanzas y te desesperas".
El menú de una regata transoceánica se limita, casi, a comida liofilizada –deshidratada–, a la que, posteriormente, se le añade agua. Además de estos alimentos, útiles porque se conservan mejor y pesan poco, con lo que no lastran el barco, Anna Corbella se ha llevado "caprichos: diez botes de lentejas, verduras en conserva, jamón, chorizo, y queso. Comiendo bien, me funciona mejor la cabeza".
Anna no ha perdido mucho peso: "sólo dos o tres kilos, pero he comido sin hambre para no desfallecer. Lo que sí me veo es más fuerte de espaldas". En cuanto a la bebida, "he tomado agua con sales minerales y alguna Coca-Cola".
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